vos, siempre vos

No siempre tengo ganas de escribir, muchas veces no por falta de inspiracion, sino que simplemente el cansancio me vence.

Pero ese agotamiento tiene el dulce sabor de los paseos en brazos para dormir a Julián, de las noches en que no puedo dejar mi brazo pegado a mi cuerpo porque mi cachorro necesita tener su nariz en mi torso, de los paseos en cochecito que terminan a upa, de las ganas que tiene de estar de pie sobre cualquier superficie y soy yo la que lo sostiene para que mire desde esa perspectiva, de los desayunos preparados con una sola mano (brazo) porque el otro sostiene a mi cuchuflito, de los mails que contesto muy tarde en la noche porque antes me es imposible tener un minuto para mi.

A decir verdad todas las cosas que describo jamás las hago a disgusto, siempre estoy sonriendo, sonriendole, porque su presencia modifico mi vida, mi pensamiento, mis prioridades, mis gustos, todo mi ser y si bien mis energías al final del día están en rojo, hay algo que es cierto, cuando pienso que mi cuerpo ya no da mas, cuando creo que no me responderá, invariablemente ante el mínimo reclamo o sollozo, acuden a mi esas reservas que parecen infinitas, inagotables y quizá en un primer momento acuda a ese llamado un poco molesta pero el sentirlo en mis brazos, el ver como me mira, como me necesita, como me reclama, hace que toda mi fatiga desaparezca porque el amor que siento por mi hijito hace que me olvide de mis pesares, hace que reemplace mi agotamiento por la dulzura y serenidad que necesito para calmar su exigencia.